Es realmente una maravilla de condescendencia divina que los excelsos y perfectos Ajustadores se ofrezcan a sí mismos para existir verdaderamente en la mente de las criaturas materiales, tales como los mortales de Urantia, para efectivamente consumar la unión de prueba con los seres de origen animal de la tierra.
Sea cual fuere el estado previo de los habitantes de un mundo, después del autootorgamiento de un Hijo divino y después de la dotación del Espíritu de la Verdad a todos los humanos, los Ajustadores acuden a dicho mundo para residir en la mente de todas las criaturas volitivas normales.
Una vez completada la misión de un Hijo autootorgador Paradisiaco, estos Monitores verdaderamente se tornan en el «reino de los cielos dentro de vosotros».
Mediante la dotación de los dones divinos el Padre se acerca de la manera más estrecha posible al pecado y al mal, pues es literalmente verdad que el Ajustador debe coexistir en la mente mortal aun en el medio mismo de la injusticia humana. Aquellos pensamientos que son puramente sórdidos y egoístas atormentan extremadamente a los Ajustadores residentes; están apenados por la irreverencia por todo lo que sea bello y divino, y virtualmente obstaculizados en su tarea por muchos de los tontos temores animales y ansiedades infantiles del hombre.
Los Monitores Misteriosos son indudablemente el don del Padre Universal, el reflejo de la imagen de Dios a lo largo del universo. Un gran maestro amonestó cierta vez a los hombres, que debían renovarse en el espíritu de su mente; que se vuelvan hombres nuevos que son creados, como Dios, en la rectitud y en el cumplimiento de la verdad.
El Ajustador es la marca de la divinidad, la presencia de Dios. La «imagen de Dios»
no se refiere a la semejanza física ni a las limitaciones estrechas de las dotes de la criatura material, sino más bien al don de la presencia espiritual del Padre Universal en el excelso regalo de los Ajustadores del Pensamiento a las humildes criaturas de los universos.
El Ajustador es la fuente del logro espiritual y la esperanza del carácter divino dentro de vosotros. Él es el poder, el privilegio y la posibilidad de supervivencia, que tan plena y eternamente os distingue de las meras criaturas animales. Él es el más elevado y verdaderamente interior estímulo espiritual del pensamiento, en contraste con el estímulo exterior y físico, que llega a la mente por el mecanismo de la energía nerviosa del cuerpo material.
Estos custodios fieles de la carrera futura infaliblemente duplican toda creación mental en una contraparte espiritual; así lenta y seguramente te recrean como verdaderamente eres (sólo espiritualmente) para la resurrección en los mundos de supervivencia. Y todas estas exquisitas recreaciones espirituales se preservan en la realidad naciente de tu mente evolutiva e inmortal, tu yo morontial. Estas realidades están realmente allí, a pesar de que el Ajustador rara vez puede exaltar estas creaciones duplicadas suficientemente como para exhibirlas a la luz de la conciencia.
Así como tú eres el padre humano, del mismo modo el Ajustador es el padre divino de tu verdadero yo, tu yo más elevado y en avance, tu mejor yo morontial y futuro espiritual. Esta alma morontial evolutiva es la que los jueces y censores disciernen cuando decretan tu supervivencia y te transfieren hacia arriba a los nuevos mundos y a la existencia interminable en enlace eterno con tu socio fiel —Dios, el Ajustador.
Los Ajustadores son los antepasados eternos, los originales divinos, de vuestras almas inmortales evolutivas; son el impulso incesante que conduce al hombre a intentar el dominio de la existencia material y presente a la luz de la carrera espiritual y futura. Los Monitores son los prisioneros de la esperanza imperecedera, los manantiales de la progresión sempiterna. ¡Y cuánto disfrutan en la comunicación con sus sujetos a través de canales más o menos directos! ¡Cuánto se regocijan cuando pueden descartar símbolos y otros métodos indirectos y trasmitir sus mensajes directamente al intelecto de sus socios humanos!
Vosotros los humanos habéis comenzado una progresión sin fin de panorama casi infinito, una expansión sin límites de esferas de oportunidad que nunca acaban, en constante ampliación para el servicio regocijante, la aventura sin par, la incertidumbre sublime y el logro ilimitado. Cuando se acumulan las nubes allá arriba, vuestra fe debe aceptar el hecho de la presencia del Ajustador residente, y así deberíais poder contemplar más allá de las nieblas de la incertidumbre mortal el brillo claro del sol de la rectitud eterna en las alturas acogedoras de los mundos de estancia de Satania.